BREVE HISTORIA DE LA TELEVISIÓN.
En 1927, la Bell Telephone Company realizó una de las primeras experiencias públicas de televisión. Estas iniciativas fueron muy habituales en los años siguientes, y las empresas de material radiofónico intentaron vincular el nacimiento del nuevo medio de comunicación a la caída en desuso de sus aparatos, a pesar de que finalmente ha quedado patente que ambos medios de comunicación son compatibles y complementarios en muchas ocasiones.
Dos años después de aquel primer intento, en 1929, la emisora británica The Daventry inauguró la emisión de programas de televisión difundidos por ondas largas, si bien las imágenes tenían todavía una definición extremadamente baja.
Tal era el entusiasmo, que la poderosa RCA creó en 1931 una emisora en lo alto del Empire State Building de Nueva York. Sin embargo, el desorden técnico permaneció a pesar de las tentativas hechas para normalizar la situación: en 1933 se emitía sobre 240 líneas; en 1935, sobre 343; en 1939, sobre 441, y en 1941, sobre 525.
NUEVA TENTATIVA.
Al terminar la II Guerra Mundial, la televisión volvió a empezar de cero. Las firmas de material radiofónico se lanzaron a este nuevo mercado, en el que uno de los principales problemas fue la definición de las imágenes y su normalización. Mientras los Estados Unidos conservaban las 525 líneas, la BBC británica permaneció fiel a sus 405 líneas, y el resto de países europeos se agruparon en 625 líneas, lo que llegó a ser una especie de consenso mundial.
En Gran Bretaña, el desarrollo fue algo más lento. Había 45.000 receptores en 1948; 240.000, en 1949; 590.000, en 1951; 1,5 millones, en 1952; 6,9 millones, en 1957, y 11,8 millones, en 1962. En Francia, el proceso fue más tardío aún, ya que en el año 1953 sólo contaba con 60.000 aparatos.
En Europa Occidental, las emisiones comenzaron en 1951 en los Países Bajos; en 1953, en Bélgica y Dinamarca; en 1955, en Austria, Luxemburgo y Mónaco, y en 1956, llegó a Suecia y a España.
PRIMERAS EMISIONES.
Entender la implantación, crecimiento y desarrollo de la televisión ayuda a comprender mejor los cambios sociológicos y políticos que se han ido sucediendo a lo largo de los últimos años.
En 1948, sólo Estados Unidos y Gran Bretaña disfrutaban de emisiones regulares de televisión. Ante esta situación, a finales de la década, se realizaron en todos los países europeos verdaderas campañas de publicidad que intentaron popularizar la televisión.
La llegada del nuevo medio de comunicación al Estado español fue bastante tardía, si la comparamos con otros países de nuestro entorno europeo y latinoamericano. La Administración no estaba preparada para asumir el funcionamiento de un medio que iba a cambiar la vida de sus ciudadanos. Así las cosas, las emisiones regulares de TVE empezaron, para Madrid, el domingo 28 de octubre de 1956.
GRANDES CARENCIAS.
En aquellos primeros momentos, hubo mucha improvisación respecto a asuntos tan importantes como el desarrollo de la red televisiva, la financiación de los programas o la organización jurídica, empresarial y laboral de TVE.
Pero lo más sorprendente es que no existiera ninguna fábrica en el Estado español que produjera aparatos para abastecer al mercado. Es decir, la televisión había llegado a un país con tales carencias económicas e industriales que apenas había receptores para disfrutar del nuevo invento.